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Terapias ablativas (focales)

Las terapias ablativas pueden ser utilizadas para tratar toda la glándula prostática o simplemente para tratar la parte de la próstata donde se cree que está el cáncer (lo cual se conoce como terapia focal).

La principal ventaja de la terapia focal es que probablemente tenga menos efectos secundarios que los tratamientos que afectan a toda la próstata, como la cirugía o la radiación. Sin embargo, todavía no está claro si los tratamientos focales funcionan tan bien a largo plazo.


La terapia focal podría no ser una buena opción si el tumor está muy cerca de la uretra (el tubo que lleva la orina fuera de la vejiga, que pasa a través de la próstata) o el recto.


Los hombres que reciben terapia focal típicamente aún necesitan el mismo tipo de seguimiento después del tratamiento que los hombres que eligen la vigilancia activa.

Los tratamientos ablativos podrían ser opciones para tratar el cáncer de próstata en ciertas situaciones, como después de la radioterapia. Algunos médicos ahora ofrecen estos como opciones de tratamiento inicial para cánceres de próstata en etapa temprana que tienen bajo riesgo de crecimiento y propagación, especialmente en hombres que no desean cirugía o radiación pero no se sienten cómodos con solo la vigilancia activa.

 

Sin embargo, la mayoría de los grupos de expertos no recomiendan las terapias ablativas como el primer tratamiento para el cáncer de próstata, a menos que la cirugía y la radiación no sean buenas opciones. Esto se debe principalmente a que no hay suficientes datos a largo plazo para demostrar que estos tratamientos son tan efectivos como la cirugía o la radiación. Las guías clínica recomiendan su uso en el contexto de investigación.

Los tratamientos ablativos más comúnmente utilizados son la crioterapia y el ultrasonido focal de alta intensidad (HIFU). Otros tipos de tratamientos ablativos, como la terapia fotodinámica (PDT) y la ablación láser focal (FLA), todavía se están estudiando para el tratamiento del cáncer de próstata, y la mayoría de los médicos aún los consideran experimentales en este momento.

Radiofármacos

Los radiofármacos son medicamentos que contienen elementos radiactivos. Se inyectan en una vena y viajan a través de la sangre para llegar a las células cancerosas que se han diseminado a otras partes del cuerpo. Luego, estos medicamentos emiten radiación que destruye las células cancerosas. (El tipo de radiación que usan viaja solo una distancia corta, lo que ayuda a limitar los efectos secundarios). A diferencia de otros tipos de radiación, estos medicamentos pueden llegar al cáncer en cualquier parte del cuerpo.

- Radiofármacos dirigidos a PSMA

El antígeno prostático específico de membrana (PSMA, por sus siglas en inglés) es una proteína que a menudo se encuentra en grandes cantidades en las células cancerosas de próstata. El Lutecio Lu 177 (también conocido como 177Lu-PSMA-617 o Pluvicto ®) es un radiofármaco que se adhiere al PSMA y lleva radiación directamente a las células cancerosas de próstata.

Este medicamento se puede usar para tratar el cáncer de próstata que se ha diseminado y que ya se ha tratado con terapia hormonal y quimioterapia. Las células cancerosas también deben tener la proteína PSMA. Su médico ordenará una tomografía por emisión de positrones con PSMA antes de que reciba este medicamento para asegurarse de que las células cancerosas tengan PSMA.

Este medicamento se administra en forma de inyección o infusión en una vena (IV), generalmente una vez cada 6 semanas durante un máximo de 6 dosis.

- Radiofármacos dirigidos al hueso

Algunos radiofármacos están diseñados para llegar a los huesos, donde pueden ayudar a tratar el cáncer de próstata que se ha diseminado allí. El más común es el Radio-223 (Xofigo ®).

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